Descripción enviada por el equipo del proyecto. El origen del proyecto es la reestructuración de la edificación existente de finales de los años sesenta y destinada a uso administrativo. Su ubicación se sitúa en la proximidad del actual Central Business District de la ciudad, concretamente en su desarrollo del eje de la Castellana. En el 2013 el edifico acumulaba años de total ausencia de actividad, y tanto sus efectos como su configuración original, requerían de una renovación integral para adecuarlo a las nuevas exigencias y demandas de las oficinas Clase A, así como a los estándares medioambientales para obtener la certificación LEED GOLD Core and Shell y a las condiciones necesarias para su homologación internacional.
Axiare Patrimonio SOCIMI establece el compromiso de adquisición que permite ejecutar el edificio, promovido por Talus Real Estate, con una SBA total de más de 6.200 m2 en plantas de 1.480 m2 de superficie media divisibles en dos módulos, pero a su vez, con la configuración idónea para constituir el conjunto de una sede corporativa. Todo ello complementado con la dotación de una planta de aparcamientos que eleva la superficie de actuación a 8.500 m2.
La planta es un rectángulo regular de 91 metros de largo situado en paralelo a la calle Manuel de Falla, y lateralmente a la calle Padre Damián, con 16 metros de ancho distribuidos en dos crujías longitudinales cosidas por un pasillo central estructural. La actuación se desarrolla en seis de los ocho niveles totales de la edificación existente; dos niveles bajo rasante (sótano 1 y semisótano) resueltos mediante pilares de hormigón armado y forjados reticulares, y cuatro niveles sobre rasante, incluyendo la cubierta, soportados por una estructura metálica con forjados unidireccionales. Todo ello se asienta sobre dos niveles adicionales, los sótanos 2 y 3, ocupados por un aparcamiento comunitario y cuya coexistencia condiciona el proceso constructivo.
El proyecto responde a dos estrategias de intervención principales. Por un lado, la optimización y puesta en valor de la superficie contenida por el volumen edificado y su consideración normativa, recuperando la mayor superficie de explotación. Por otro y en paralelo a la anterior, la mejora de la calidad ambiental de los espacios resultantes en respuesta de las más exigentes demandas de uso actual y futuro de los espacios de trabajo, y del compromiso medioambiental del edificio propuesto.
La recuperación del nivel semisótano, un espacio sin iluminación natural en el origen, se materializa mediante una importante intervención estructural de sustracción, que genera, a lo largo de la fachada de acceso desde Manuel de Falla, un patio exterior que abre toda la planta y se ve complementado por la intervención realizada en la fachada posterior, que aprovecha la rampa de acceso a los niveles de aparcamiento para captar la luz natural. El resultado es una planta iluminada en sus dos frentes longitudinales. El correspondiente a la fachada principal permite un jardín vertical desarrollado por VertiArte como referencia visual en todo su desarrollo longitudinal.
La segunda operación consiste en recuperar la cubierta del edificio para el uso implantado. Mediante su acondicionamiento, cualificación y considerando la singularidad de su ubicación, se incorpora como espacio común que extiende la actividad interior del edificio y forma parte del sistema de espacios exteriores, que en diferentes niveles, complementan el espacio edificado. En planta baja, han sido considerados con el fin de recuperar el espacio público colindante haciendo participe al transeúnte mediante ejes visuales de los jardines propuestos. Para la iluminación de esas áreas se ha desarrollado, con la colaboración técnica de Lamp Lighting, una farola urbana con fuente luminosa led y un sistema de doble de iluminación para las zonas estanciales y los recorridos peatonales de proximidad.
La adecuación del espacio interior comienza con la intervención en la envolvente, que sustituye de forma completa la fábrica original por una doble fachada ligera de vidrio y una piel textil sobre bastidores de aluminio con una doble función: contener y matizar la luz hacía el interior, así como generar privacidad con respecto a los edificios colindantes. Esta doble piel se constituye como instrumento esencial para el control de las condiciones exteriores que afectan al edificio. El espacio intersticial de la doble fachada crea un movimiento natural del aire contenido que reduce la demanda del edificio. Por otro lado, matiza la iluminación natural evitando deslumbramientos y concediendo uniformidad, al tiempo que multiplica su penetración al interior, combinada con la elección de los acabados y la configuración de la capa interior de la fachada en un plano de vidrio desde el nivel del suelo técnico al nivel del falso techo de aluminio microperforado.
El acondicionamiento interior se completa con la compatibilización entre intervenciones estructurales y dotación de sistemas avanzados de iluminación led, renovación y climatización VRV, que permiten maximizar las posibilidades de altura libre de planta, adoptando el estándar de 2,70 metros como óptimo
La propuesta reubica el núcleo original desde una posición central a una posición asimétrica para una mayor versatilidad y flexibilidad de explotación del espacio, tanto como edificio corporativo como para el caso de 8 unidades independientes, dos por cada planta. Existen dos servidumbres verticales de evacuación para los sótanos 1, 2 y 3 situadas en los extremos de la edificación, que han sido conservadas integrándose en el sistema general de evacuación de las plantas destinadas a oficinas.